Foi, durante décadas, a voz da combate da América Latina. Um combate ora áspero, ora doce, sempre feito de poesia alheia, partilhada, como a poesia deve ser.
Vi-a na Aula Magna há uns anos - gordinha, saltitante, uma espécie de Mafalda de muita carne, osso e ainda mais alma, com a voz mais rouca mas ainda poderosa, impressionante, terna. Só tive pena de não lhe dar um grande, grande, grande, grande abraço. Tão grande como ela.
Se é verdade, como o dizem ela e Horacio Guarany, que
«Si se calla el cantor calla la vida
porque la vida, la vida misma es todo un canto
si se calla el cantor, muere de espanto
la esperanza, la luz y la alegría.
Si se calla el cantor se quedan solos
los humildes gorriones de los diarios,
los obreros del puerto se persignan
quién habrá de luchar por su salario.
Si se calla el cantor muere la rosa
de que sirve la rosa sin el canto
debe el canto ser luz sobre los campos
iluminando siempre a los de abajo.
Que no calle el cantor porque el silencio
cobarde apaña la maldad que oprime,
no saben los cantores de agachadas
no callarán jamás de frente al crimén.
Si se calla el cantor... calla la vida.»
... a verdade é que a Mercedes deu-nos demasiado para que se possa calar.
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